FRATERNIDADES/COMUNIDADES LAICAS CISTERCIENSES EN GALICIA

Se dio la curiosidad/causalidad del Espíritu de que, alrededor de varios Monasterios Cistercienses en diferentes países, casi por las mismas fechas, han ido apareciendo personas laicas deseosas de encarnar en sus vidas los valores esenciales de la espiritualidad cisterciense y se han ido agrupando en Comunidades (o Fraternidades) Laicas adscritas a cada Monasterio concreto.

Para favorecer la comunión entre ellas y con la Familia Cisterciense, siguiendo el espíritu de la Carta de Caridad, la mayoría de estas Comunidades, independientes y autónomas, se han ido uniendo en la Asociación Internacional de las Comunidades de Laicos Cistercienses (AICLC). Distribuidas por áreas lingüísticas (francófona, anglófona e hispana), se expresan lazos de caridad entre ellas mediante encuentros regionales, formación, intercambio de recursos, web conjunta (https://cistercianfamily.org), etc. Cada tres años, coincidiendo en su periodicidad con la celebración del Capítulo General de la Orden Cisterciense, se reúnen las Comunidades Laicas Cistercienses asociadas, de las tres áreas lingüísticas, en un Encuentro Internacional. Así ocurrirá este 2025, del 15 al 20 de junio en el CITES de Ávila.

Creemos, asombrados, que las Comunidades Laicas Cistercienses son obra del Espíritu Santo ya que, sin casi haber comunicación entre ellas, su modo de vivir y sentir el carisma laico cisterciense está en comunión total entre todas ellas. Podemos constatar que, el carisma cisterciense que durante 900 años ha sido exclusivamente monástico, ha encontrado por gracia de Dios una nueva forma de vivirse, gracias a la llamada que suscita en el mundo de hoy el contacto con las Comunidades de monjes y monjas cistercienses fieles a su compromiso.

En Galicia han surgido dos de estas Comunidades Laicas Cistercienses, a las que hemos preferido llamar Fraternidades para así diferenciarnos de la Comunidades Monásticas. Son: la Fraternidad del Monasterio de Santa María de Sobrado, que ya pertenece a la AICLC, y la Fraternidad del Monasterio de Santa María de Armenteira, en proceso de unirse.

Si las Comunidades Laicas Cistercienses por su propia naturaleza tienen mucho en común y todas están unidas por lazos de caridad, apoyo, amor fraterno y lazos de fidelidad; esto se da de modo muy espontáneo y entrañable entre las de Sobrado y Armenteira, que con periodicidad se visitan ya que en su propio nacimiento han tenido personas en común y, también el Monasterio de Armenteira es casa hija del Monasterio de Sobrado, que incluso le aporta su monje capellán.

Creemos que la espiritualidad cisterciense es posible adaptarla a la vida de un laico, si bien queda claro que son dos formas distintas de vivirla, monástica (cenobítica) y laica; ambas son complementarias poniendo de manifiesto la vigencia de la vida monástica como depositaria del carisma. Los laicos encontramos en la espiritualidad cisterciense un modo de vivir en el mundo con mayor entrega y profundidad espiritual, un camino de conversión continua que ha de llevarnos a redescubrir y profundizar en la gracia de nuestro bautismo, conduciéndonos a una mayor personalización de nuestra fe.

Todos los valores cistercienses son para nosotros un camino de liberación, un medio de conversión y unificación interior y un deseo de encarnación que nacen y se realizan en la opción de “no anteponer nada al amor de Cristo” (RB 72) viviendo siempre en una verdadera búsqueda de Dios.

Supone una experiencia de transformación tanto interior como exterior (conversatio morum) que se manifiesta en la celebración de la Eucaristía, en el estudio orante de las Escrituras a través de la Lectio Divina, en la fidelidad al Oficio Divino, en la devoción filial a María, en la acogida a cada hermana o hermano, en un cambio de prioridades, un nuevo estilo de ordenar el día, una nueva forma de amar (amarse a sí mismo) desde el amor de Dios, en el deseo de formarse, ser guiado espiritualmente y en el descubrimiento de nuestra aportación personal a la construcción del Reino de Dios a través de nuestra presencia activa en las realidades concretas en las que nos movemos.

El encuentro con la espiritualidad cisterciense, encarnada en una comunidad monástica concreta, nos conduce al deseo de integrar estos valores cistercienses en nuestra vida cotidiana. La escucha de esta llamada del Espíritu es la que nos va conduciendo a formar una comunidad/fraternidad laica cisterciense en la que nos enriquecemos mutuamente entre nosotros y en la relación con la Comunidad monástica. Cuando se da el reconocimiento por la Comunidad monástica, representada por el Abad o Prior, de los valores cistercienses encarnados en el grupo es cuando podemos llamarnos Comunidad Laica Cisterciense. Este reconocimiento nos otorga nuestra pertenencia a la Familia Cisterciense. Sentimos el Monasterio como el lugar concreto donde el Espíritu une especialmente a ambas Comunidades, laica y monástica, y a todos sus miembros entre sí. La hospitalidad de los monjes y monjas hace presente para nosotros el Amor de Dios.

El caminar con otros nos enriquece y nos da apoyo y alegría aunque esto también lleva consigo exigencias que requieren paciencia y escucha, que pueden ocasionar heridas y sufrimiento. Hemos de aprender a amar a los que estamos llamados a la misma comunidad y a compartir entre nosotros con verdad y humildad.

No es ésta una espiritualidad desencarnada. Buscamos superar el reto de la estabilidad, a pesar de la distancia geográfica y de las dificultades para mantener el espíritu de comunidad fuera de los encuentros presenciales en el Monasterio. Las dificultades no se consideran solo como obstáculos sino también como medios para el crecimiento espiritual; ir encontrando un equilibrio entre los tiempos de oración y de acción para así expresar la unión espiritual vivida en la oración, el trabajo y la liturgia tanto con los miembros de la comunidad laica como monástica.

Formación:

La formación en el seno de la comunidad laica cisterciense es un viaje de toda la vida hacia la riqueza del Carisma Cisterciense, debiendo ser a la vez personal y comunitaria. La verdadera formación se realiza a través de un proceso de “conversión de vida” y la apertura a esta formación, bajo la inspiración del Espíritu Santo; es expresión del deseo de encarnar los valores cistercienses.

Cada comunidad desarrolla su propio programa de formación, adaptándose a las necesidades concretas tanto de la comunidad en su conjunto como de sus miembros individualmente, siendo fundamental una formación cristiana de base como miembros de la Iglesia. A fin de irnos conformando con Cristo según el carisma cisterciense, se destacan, entre otros, estos contenidos esenciales:

  • Lectio Divina
  • Regla de S. Benito
  • Oficio Divino (Liturgia de las Horas)
  • Patrimonio cisterciense

Conviene subrayar que también tienen valor formativo: la comunidad laica en sí misma, la relación de “filial” entre el grupo de laicos y el monasterio, el testimonio de la Comunidad Monástica, la corresponsabilidad de las dos comunidades, laica y monástica, siendo expresión viva del carisma cisterciense.

Pinceladas desde la FRATERNIDAD de LAICOS CISTERCIENSES del  MONASTERIO de SANTA MARÍA de SOBRADO…

Historia:

En el año 2008 un pequeño grupo de personas asiduas al Monasterio de Sobrado (algunas de ellas procedentes de la Escuela de Espiritualidad que allí se creó en 1994) nos hemos reunido para poner en común lo que nos atraía de la vida cisterciense y pensamos que, agradeciendo todo lo que allí recibíamos, era bueno ponerse a disposición del Monasterio para todo lo que pudiesen necesitar y en lo que nosotros pudiésemos ayudar.

Hecho este primer contacto se nos informó de que se acababa de celebrar un Encuentro Internacional de Comunidades Laicas Cistercienses en Ávila, en el que se agrupan las Fraternidades de Laicos Cistercienses asociadas y al que también había asistido un monje de Sobrado como traductor.

Conocedores de esto se ha hecho una convocatoria más amplia a personas que sabíamos bastante asiduas a la Liturgia y en sintonía con la vida de este Monasterio de Santa María de Sobrado consiguiendo una reunión el mismo 20 de agosto de 2008 (Festividad de S. Bernardo), con la finalidad de ponernos en marcha juntos y ayudar en lo necesario.

Este fue nuestro nacimiento ya que, desde entonces, comenzamos a reunirnos mensualmente con el Prior, en el propio monasterio, personas procedentes de diferentes puntos de Galicia. Hemos seguido haciendo así un recorrido personal y grupal durante años, escuchando más lo que buscamos de fondo y descubriendo que, aunque el haber comenzado comenzado pensando en cómo ser nosotros una ayuda para el monasterio cambió pronto al convertirse la Comunidad monástica, en muy poco tiempo, en una ayuda constante para el propio grupo, desde esa búsqueda espiritual que nos ha hecho descubrirnos como Fraternidad.

Como Fraternidad, hemos sido reconocida oficialmente por el Monasterio el 23 de septiembre de 2016 y, en el año 2019, consideramos que había llegado el momento de disponer de unos Estatutos que regulasen nuestro mejor funcionamiento. Estos han sido aprobados por la Fraternidad el 20 de agosto de ese año y aceptados por la Comunidad Monástica el 28 de octubre de 2019.

Estos últimos pasos nos han permitido incorporarnos también como Fraternidad Laica Cisterciense a la Asociación Internacional de las Comunidades Laicas Cistercienses (AICLC) que a través de un Comité Internacional une y dinamiza el caminar de todos los laicos cistercienses de lengua francesa, inglesa e hispana que han ido surgiendo al lado de muchas Comunidades Cistercienses por la Gracia del Espíritu.

Funcionamiento:

A lo largo de varios años nuestra estructura es fruto de los criterios que vamos contrastando los que formamos La Fraternidad, con los horarios y programas que se consideraban oportunos contando siempre con la Formación y el Acompañamiento espiritual con los que nos nutre la Comunidad, siendo el Prior quien se encarga de nuestro necesario recorrido. En este campo entra el seleccionar qué tema de formación anual vamos a tener, qué monje nos va a acompañar durante ese tiempo, qué libro de lectura personal y grupal vamos a trabajar, etc. Todo, en vías de irnos conformando con esa búsqueda de Dios desde el profundo patrimonio cisterciense que nos ayuda en el necesario autoconocimiento para el descubrimiento de ese perenne Amor gratuito de Dios para con todos. Desde ese Amor crecemos como Fraternidad, nos sentimos muy unidos y agradecidos a la Comunidad Monástica que nos nutre con su carisma y al mismo tiempo hace que nos abramos a vivir sintiendo la unidad con toda la Humanidad, comprometidos siempre en ella desde nuestro propio entorno.

Tenemos un ENCUENTRO mensual, presencial en el Monasterio, en sábado y anualmente (casi siempre en Cuaresma) vivimos un RETIRO de 3 días en silencio, compartiendo toda la liturgia con los monjes en el monasterio e integrado en la temática de formación del curso.

También, cada tarde del 20 de agosto, Fiesta de S. Bernardo, nos reunimos en el Monasterio en una “fiesta agradecida de cumpleaños” como Fraternidad. Y, en las celebraciones festivas, tanto del Císter como de la Comunidad de Sobrado, queremos hacernos presentes siempre y cercanos por estar llenas de significado también para nosotros.

Cada Encuentro mensual comienza en el Oratorio con unos minutos de Silencio, seguidos de la Eucaristía que marca la pauta de nuestro día. El hecho de celebrarla en el mismo marco de los monjes nos ayuda a entrar en esa hondura, calidez y cuidado de su liturgia que nos lleva a una mayor sintonía con lo que se nos da, con lo que decimos y con lo que sentimos vivir.

Seguimos con la Ponencia, a cargo del monje que nos acompaña, y siempre centrada en temas muy vitales a través de citas bíblicas u otros textos de cistercienses: S. Benito, S. Bernardo, etc. que contienen actuales reflexiones e indicaciones para nosotros.

Hay temas que tocan mucho nuestros fundamentos personales y se prolongan más tiempo. Este es el caso del tema actual que tenemos con el que llevamos tres cursos pero que es de por vida: “La Iglesia que se reúne en Sobrado”.

Después de la ponencia, con la finalidad de compartirnos entre nosotros desde nuestra realidad y experiencia vital, favoreciendo que la Palabra de Dios se pueda ir encarnando en nosotros, hacemos un trabajo en grupos aleatorios a partir de los cuestionamientos de fondo que nos ha dejado el monje ponente. Es momento de escucha profunda tanto a nivel personal como de cada hermano fraterno.

Habitualmente para este trabajo nos distribuimos en tres grupos y finalizado ese primer momento, volvemos al gran grupo poniendo en común a través de sus respectivos portavoces lo más significativo de lo vivido en cada grupo. En ese momento está de nuevo presente el monje quien escucha también lo compartido y aprovecha para reflejarnos siempre alguna luz más sobre lo que sale o sobre lo que surge en los diálogos abiertos.

Finalizado ese momento y dado que para nosotros es muy importante compartir el Oficio Divino con la Comunidad, asistimos con ella a la Hora Intermedia que nos une a toda la Iglesia, orante y silente, cerrando este momento con la oración del Ángelus según la costumbre cisterciense.

A continuación tenemos un cordial y comunicativo almuerzo en el comedor de la hospedería que nos permite reforzar lazos fraternos poniéndonos más al tanto unos de los otros, comentando las ausencias y causas de los que faltan ese día, etc.

Después de una corta sobremesa revisamos, como grupo, la marcha de lo que traemos entre manos, se informa de las novedades existentes y juntos planificamos lo que vemos necesario, paso a paso.

Continuamos compartiendo el análisis y la reflexión personal hecha durante el mes finalizado sobre los capítulos fijados previamente del libro de lectura establecido para el curso, coordinados por algún miembro de la Fraternidad encargado de este servicio. Y, fijando el trabajo para el siguiente mes, finalizamos el encuentro de ese día.

Composición:

Aunque pasamos de la treintena las personas que figuramos como miembros de esta Fraternidad, la media de personas que asiste a las reuniones presenciales es sobre 25 personas.

Disponemos también de un enlace virtual, que nos facilita el Monasterio, para que puedan conectarse vía zoom, en el momento de la Ponencia, alguna persona que, por circunstancias diversas, no pueda asistir o alguna otra persona simpatizante del carisma cisterciense que se une a nuestra Fraternidad desde la distancia, por vivir lejos.

Como es propio del carisma, nuestra Fraternidad está siempre abierta a cualquier persona que desee acercarse a ella por tener el gusto de conocernos o por sentir afinidad con esta espiritualidad. Puede hacerlo con total libertad y sin ningún compromiso, será recibida con mucho gusto (fraternidade.laicos.sobrado@gmail.com).

Se trata de agradecer este lugar y estos momentos como ocasiones para hacer nuestro camino de creyentes con toda la hondura y la alegría que se nos favorece. También, como compromiso y deseo de abrirnos al mundo y a la Iglesia desde la sencillez, sobriedad, humildad y demás valores del carisma cisterciense, colaborando en que el Amor de Dios nos vaya transformando y alegrando a todos, como PEREGRINOS de la ESPERANZA, según reza el lema de este Año Jubilar 2025.

Pinceladas desde la FRATERNIDAD de LAICOS CISTERCIENSES del MONASTERIO de SANTA MARÍA de ARMENTEIRA…

¡Un poco de historia de este apasionante camino iniciado!

Siempre hay un momento en el que se inicia una relación con un Monasterio como Fraternidad, y nuestro arranque ocurre con Francisco de Málaga; un amigo del monasterio que lo visita o más bien lo visitaba cada verano. Fue él la chispa para que pudiese hacerse realidad. Nos reunimos un día para hablarlo en el verano de 2016 coincidiendo con la estancia en el Monasterio de personas pertenecientes a la Fraternidad de Sobrado, que también estuvieron en este arranque.

Ese mismo año comienza nuestro primer curso. Estamos en el  2025 por lo que cumplimos ahora 9 años ya. Nacemos con la intención de ser un vínculo entre hermanos cristianos y el Monasterio de Armenteira, Comunidad guía y ayuda en nuestro camino. De esta forma creemos que el carisma cisterciense puede ser vivido fuera del Monasterio.

Nos gusta este movimiento del corazón que nos ha llevado hasta Armenteira para encontrar el sentido de vida que a cada uno de nosotros nos reunió allí, con las mismas inquietudes a través de la fe cristiana y, concretamente, en la espiritualidad de Císter: austeridad y sencillez. En este caminar se reconoce la Vocación Laica Cisterciense de forma individual, como una llamada personal que se experimenta comunitariamente como un don de Dios. Ser testigos activos de Cristo y de su Iglesia en medio del mundo y que nos ayuda al desarrollo de una fe adulta en esa búsqueda constante de Dios.


Actividades:

  • Nos reunimos un sábado al mes, a las 11:00 h y almorzamos juntos en el Monasterio.
  • Taller de lectura: ese día  trabajamos un libro por la tarde  elegido por la  monja que ese curso nos forma.
  • Tenemos un fin de semana de convivencia al finalizar el curso en el que hacemos más fuertes los lazos entre la Comunidad y nosotros.
  • En marzo de 2024 hemos recibido la visita del Abad General de la OCSO, dom Bernardus Peeters, quien ha estado de gira por los monasterios gallegos de la Orden. Ha sido una grata sorpresa con un encuentro muy cordial en el que nos animó a los laicos de las Fraternidades a compartir los ideales de la Orden, en la que desea nos sintamos como una familia a través de la acogida que nos ofrecen las monjas.
  • Además, en este año realizaremos la quinta visita entre las Fraternidades de Sobrado y Armenteira. Nos juntamos cada año en el monasterio que nos toca rotativamente para compartir y celebrar con alegría el sentirnos caminando juntos entre todos nosotros.

Formación y composición…

Tenemos una monja formadora que nos da el tema del curso, siendo la misma durante dos años. Este año el tema del curso es: “La Compunción del corazón”.

El Papa nos llama a un Camino Sinodal y la Carta de Caridad, texto fundacional de esta Orden, es camino ejemplar en esa línea.

Somos diecisiete hermanos fraternos, más o menos, pero no siempre acuden todos a la reunión. Sin embargo, tenemos un núcleo leal y fuerte de unos diez miembros que asisten.

Los Laicos, movimiento espontáneo, como un brote nuevo en la Familia Cisterciense han surgido para quedarse y, por lo tanto, hemos de mantener también viva esa “llama monástica”, casi milenaria, en el campo secular. Llama viva gracias a los monjes y ahora nosotros, los Laicos Cistercienses, como un pequeño esqueje alimentándose de la Vid del Monasterio.

¿Qué nos une ?

La sencillez de su arte y espiritualidad. Esta Orden encaja con nosotros, por su autenticidad que está en lo que leemos, vemos y sentimos.

Queremos crecer en confianza y madurez como grupo, donde tenemos un ambiente favorable y pacífico para anclarnos en la hesyquía o el silencio que es muy valorado por todos los hermanos fraternos, con una sincera acogida y una escucha activa. Para conseguirlo de verdad, hay que hacer silencio pudiendo así escuchar la Palabra del Espíritu. Aprender esta escucha es nuestro trabajo teniendo a María como prototipo de la misma.

En este sentido queremos destacar una expresión de Calixto Catafigiotes, (el que se refugia, que vive en soledad), monje griego del S. XIV:

“Cuando el alma siente la verdad y bebe de la copa de la gracia, como de la mejor de todas, se siente borracha y aislada;  está claro que llegó el tiempo de callar, el tiempo de silencio”.

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Que Santa María, patrona de todos los monasterios del Císter, nos muestre su camino, nos sostenga individual y comunitariamente, y nos acompañe en nuestra búsqueda permanente y siempre inacabada de Dios a fin de que la obra que Él ha comenzado en cada uno/a de nosotros llegue a buen término.

Desde ambas Fraternidades, esta es nuestra confianza y ESPERANZA  en este AÑO JUBILAR.

Fraternidades LC de Sobrado y Armenteira

Nota: Este artículo fue publicado en marzo 2025 en “Encrucillada”, revista de pensamiento cristiano, con el fin de dar a conocer estas realidades de Iglesia en Galicia.