Desde La Oliva… un ¡A-Dios!
HERMANO MIGUEL JOSÉ, EL TINTINEO DE UNAS LLAVES EN EL SILENCIO
El 1 de diciembre de 2022 el Hermano Miguel José Raduán Payá falleció en su monasterio de La Oliva.
Nacido en Alcoy, Alicante, entró en La Oliva en 1963, con 17 años, e hizo la profesión solemne en Tenía 78 años de edad y 55 de profesión monástica.
Hasta ahí los datos. Pero una persona siempre es más que datos, todos lo sabemos y el Señor mejor que nosotros.
Como siempre pasa, cada uno guarda en los rinconcitos del corazón y de la memoria un detalle, una palabra, una anécdota, que nos recuerdan al Hermano y que nos acompañarán ya siempre.
Miguel José era un hombre discreto. Un monje de silencio y de trabajo que siempre estaba donde tenía que estar y que, además, no se le notaba que estaba. Quizá no haya mejor descripción de lo que es
ser un monje.
Para nosotros, últimamente, era el encargado de abrir y cerrar la verja que da acceso al templo. Nuestro Pedro particular.
Hoy vivimos en un mundo lleno de ruido y charlatanería, saturado de voces que no brotan del silencio y aburrido de palabras vacías que ya no dicen nada.
Pero hay muchas formas de comunicarse y Miguel José escogió la suya.
Escogió la sonrisa, que devolvía como un eco inevitable a cada saludo que se le enviaba.
Y escogió el tintineo de las llaves. Un tintineo, suave como un maullido, y que rimaba como un verso con el silencio del templo. Ese tintineo fue, para nosotros, su última voz, su última palabra.
Con un mensaje claro: sed discretos y directos; claros como las estrellas en invierno; ocupados del bien común y al servicio del otro; y que nuestra voz haga siempre coro con el silencio de Dios y con la
oración de los hermanos.
Es el mensaje del tintineo de las llaves del Hermano Miguel José